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sábado, 13 de junio de 2015

Nos encontrábamos en la estación de Overground de Hackney Wick.
Patrick tenía las entradas compradas hacía días. Tocaba Sauna Youth. Nunca los había escuchado pero, sin ser chupa medias, Patrick tiene un genial sentido de la diversión. (Eso suena mejor en inglés. A great sense of fun?. Sí. Eso.) Así que confié en él.
Llegué yo primera. Patrick dijo que estaba llegando tarde, así que lo esperara en la estación.
Me bajé del tren y empecé a caminar. Mirando para arriba, las paredes de ladrillos que parecen tocar el cielo, completamente cubiertas de murales y carteles y arte callejero. Me pregunté por qué no vengo acá más seguido.
Patrick me llamó. Había llegado antes de lo esperado.
"Perdón, no estoy en la estación, es que Hackney Wick es tan hermoso que me perdí caminando" le dije mientras volvía a paso rápido al punto de encuentro.
Ya era verano. Se siente en algunas noches y en ésta se sentía. Encontré a Patrick con dos botellas de cerveza para el camino. Me preguntó si prefería el camino del canal o el de la calle normal. Antes de tomar la desición ya habíamos llegado.
Nos sentamos en la vereda de en frente a terminar los porrones y organizar nuestros 10 (primeros) días de vacaciones.
La cosa es así. Tenemos entradas para el Glastonbury, que son 5 días del 24 al 29 de Junio, pero además me invitaron a que sea fotógrafa en Wildfire Adventure Camp. Que es otro festival en las afueras de Londres, 3 días, del 19 al 21. Voy a sacar todo en analógico, y como ya tenían fotógrafo y no podían pagar 2, me invitaron igual y me dieron 2 pases al festival con todo incluido.
Me acuerdo antes de que me confirmaran por completo la invitación, mientras esperaba el mail de respuesta, me paré frente a mi espejo de los deseos y con las dos manos en la cara, llorando y apretándome los cachetes de la emoción, le pedí al Universo que por favor por favor por favor, pase.
Y pasó.
El mail llegó y era que sí.
Esta historia está completamente metida acá mientras hablaba sobre Hackney Wick y el punk y la gente linda (bueno iba a hablar de eso) pero tenía que contar lo del festival, porque en muchos años, cuando vuelva a leer esto, no puede no estar en ningún lado, la fucking primera vez que voy gratis a un festival de música como fotógrafa analógica.

Y bueno. Sauna Youth tocaba en un lugar llamado The Old Baths. Atinado no? (odio esa palabra)
Cuando entramos, lo vi al tipo ese medio creepy que veo siempre. (Igual que ese creepy que veía en Buenos Aires, si me lo llego a cruzar en Londres me muero, pero hasta ahora que fui de vacaciones me crucé por la calle al tipo que cantaba en su balcón una especie de canto religioso y por lo cual yo tenía pesadillas en las que el tipo entraba levitando por la ventana a mi habitación).
Este tipo rarito que ví por primera vez en Rough Trade cuando tocaba Sharon Van Etten, y después lo empecé a ver en todos lados, hasta en Brighton lo ví, ahí en un pub, mirando las mismas bandas que miraba yo.
Acá estaba otra vez en The Old Baths, cuando la semana pasada lo vi en The Old Blue Last. Pero bueno, Londres no es tan grande como parece el primer día que llegas. Parece que nos gustan las mismas bandas. Estaba ahí sentado en un sillón. El lugar era medio raro. Parecía un colegio o algo así. La gente estaba sentada tranquilita en uno de los tantos cuartos, charlando, esperando que tocara la primer banda.
Patrick y yo salimos al jardín de atrás a disfrutar lo último que quedaba de sol y sacar algunas fotos. El patio estaba decorado tan Hackney... banderines de colores, y flores artificiales como enredaderas alrededor de vigas de madera. Cuando volvimos a entrar, la primer banda estaba tocando, en un lugar que parecía el gimnasio de un colegio. Los techos altos, paredes blancas o grises, y un poco de eco, o tal vez se me mezcla la acústica del gimnasio de mi colegio en mi memoria, con la imagen de la otra noche cuando fuimos a ver a Sauna Youth.
El dúo de chicas que abrió la noche, tocaban ambas la batería, de una forma muy particular. Entrelazaban los ritmos y así formaban melodías y la chica que cantaba tenía una voz rara, descolorida, fría. Y las dos tenían la misma energía. Una cosa compartida que se daba ahí arriba del escenario y era evidente que funcionaba, que era especial.

Mirando a mi alrededor ví que los chicos de Keel Her estaban ahí entre el público. Los habíamos ido a ver tocar hacía unos días en Brixton. Son geniales. El guitarrista estaba con una chica linda con un vestido floreado que parecía ser su novia. Un día los voy a fotografíar. A Keel Her, digo. Me encantan.
Todas las chicas tienen el pelo de colores ahora. Y mi flequillo rolinga. Se ve que no fui muy original. Pero es lindo. Tienen las puntas de colores, rosa, violeta, azul... o todo el pelo decolorado y teñido de distintos tonos de verde o mezclas de colores pasteles.
Así se vive el verano acá. Con festivales de música y pelo de colores.

Patrick y yo estábamos abrazados parados frente al escenario varias cabezas al fondo. Mientras, yo observaba como algunas amigas se encontraban y se daban un beso, y se saludaban y se halagaban entre ellas el pelo, porque eso es lo que hacen las chicas cuando cambian un color.
El guitarrista de Keel Her le daba un beso a su novia.
Grupos de amigos escuchaban la banda con atención y al finalizar cada canción, aplaudían con énfasis y aliento.
Todos sonreían.

Entre una banda y la otra, buscamos un rincón donde sentarnos un rato. Encontramos una ventana detrás de una cortina roja que tapaba la luz que todavía quedaba en la noche. Nos senatmos en el borde y dejamos caer la cortina sobre nosotros. Nos escondimos del mundo por un segundo. No recuerdo qué dijimos.

Habíamos acabado de ver esa banda donde cantaba el chico con síndrome de down. Yo recuerdo con muchísima dulzura, la cara del baterista, que tocaba exactamente detrás de él, y lo cuidaba con la mirada. Y hacían un punk tan crudo y lindo, tan real. Y el chico cantaba con toda la furia y el amor del mundo. Y la gente estaba tan contenta, de estar ahí. Y él dijo que ese era su sueño, y todos fuimos parte, y éste era MI sueño, y todos fueron parte.

Un día largo de laburo, días largos de laburo, pero siempre termino parada ahí, frente a un escenario, con lindos extraños, y extraños que se vuelven amores.

Esa noche volví a mi casa feliz. Descubrí un ambiente genuino en Hackney Wick, un mundo que me recibe, que tiene historias por contar, que brinda, que es transparente y se nutre de todo lo distinto, del ruido, de la luz, de la juventud, del pasado...

Universo dame más que no me canso.





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