Fui a ver a los Magic Numbers el viernes. Estaba entisiasmada y no estaba tan entisiasmada porque sus últimos dos discos no me llamaron tanto la atención, pero cuando más los escuché decía que eran una de las bandas que más quería ver y la oportunidad me la perdí en Buenos Aires por ahorrar plata para Europa. Entonces en Abril compré la entrada para un show en Septiembre que llegó como si nada. Y mientras hacía la cola unos chicos me regalaron una lata de desperados que no iban a llegar a tomar antes de que abrieran las puertas. Y al lado nuestro había un loco de la calle que girana en su lugar hablando sin parar increíble la cantidad de cosas que tenía para decir. Hablaba como si fuera un diacurso eterno frente a un público, que crecía a lo largo de la calle oblicua a The Forum. Tenía en las manos unos soportes de madera con ruedas azules (como si fueran para hacer piruetas o algo así) apoyados en el asfalto y las ruedas giraban con él sin parar hubieran marcado enormes ochos en el suelo de haber tenido pintura. Y el loco habló de la libertad, de la sociedad, del terrorismo, del gobierno, de la inseguridad, de la amabilidad, de los sueños, de la cárcel, de la injusticia, y de miles de cosas que no alcancé a reconocer por su acento perfecto y educado y de lo rápido que hablaba y giraba. Pensé en Kerouac. A veces esquivaba los autos que doblaban la esquina. Después entramos. Los chicos que se dieron cuenta que yo estaba sola me ofrecieron otra cerveza de la barra y quedarme con ellos. Una chica checoslovaca y su novio inglés. Estábamos en la valla cuando empezó el primer músico soporte. Un hippie con el pelo enrulado viejo y húmedo, vestía unos pantalones de plush con rosas rojas y estampado de zebra verde. Después de la primer canción donde tocó la armónico y dijo varias veces "I love you London" se sacó la campera y dejó ver su remera ochentosa de Bon Jovi. Sus canciones eran lindas pero no parecía un músico profesional. "Hey we're having a show tonight, wanna open for us?" Bromeó un chico atrás mío asumiendo que los Magic Numbers se lo habían encontrado en la vereda. Los pocos que estábamos en el lugar aplaudímos con entusiasmo. Especialmente la chica checoslovaca, María, que después de la tercer cerveza, cualquiera arriba de ese escenario era su banda preferida.
Y los Magic Numbers tocaron después de 3 hippies y un violonchelo gigante. Y la bajista la rockea. Le daqué mil fotos, y mientras tocaban esas canciones del último disco que tan poco me interesaba, me di cuenta lo buenos músicos que son. Pero miraba las luces y era el mayor amor de todo, yo estaba ahí con mi yashica mirando todo y disparando cautelosamente para no desperdiciar los rollos hasta que lo que veía me desbordaba y y no pude cuidarme no pude contar no pude pensar solo quise capturarlo todo. Y empezó a sonar "I see you, you see me" y no sé qué recuerdos punzantes me apretaron el corazón, tal vez la hermosa telepatía del amor, pero lloré, dejé de sacar fotos y lloré, porque aún no concibo este sueño eterno que me hace feliz me hace libre me hace plena. "Amo esto amo esto amo esto" pensaba agarrandome la cara y mojándome las palmas de las manos mientras mi cámara colgaba de mi cuello, apoyada en la panza en la oscuridad entre los cuerpos para que no entrara más luz a través de sus pequeñas fisuras que algún día sellaré. ♥ gracias Universo.
Hoy hay otro sueño más por cumplir. En unas horas ahí disparando otra vez a alguien más.