Arturs me estaba contando que su papá tal vez viene a Londres.
-Lo vas a ver?- le pregunté.
Me dijo que hace mucho que no habla con él. Que él no lo llamó ni siquiera para el día de su nombre (en Letonia es casi más importante que el cumpleaños) pero tal vez sí, quién sabe...
Entonces después de un rato, mientras yo editaba algunas fotos en la computadora, pensé, por un segundo "yo tampoco hablo con mi viejo hace tiempo... podría llamarlo"
Después de esas claras palabras en mi cabeza, me perforó una angustia profunda que no había sentido nunca antes. Fue como si por un segundo hubiera olvidado que mi papá estaba muerto, y por ese segundo, creí que simplemente estaba lejos, como todos los demás.
Supongo que mi confusión tiene que ver con eso. Hace mucho tiempo que estoy lejos de mi familia, de mis amigos, y el proceso que hice para acostumbrarme a eso, fue simultáneo al que hago para entender o aceptar la muerte de mi papá.
En ese segundo pensé que tal vez sería lindo charlar con él un rato, que habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo, que lo tenía que poner al tanto antes de que sigan pasando más, porque después no iba a saber por dónde empezar...
Fue muy extraño.
Lloré por unos segundos como si algo me hubiera apuñalado.
Arturs se disculpó como si hubiera sido su culpa.
Le dije que uno nunca sabe qué cosas pueden disparar estas sensaciones, de hecho es la primera vez que la siento. Y pensé, no hay nada más permanente que la muerte.
Absolutamente nada. No hay nada que me pueda hacer sentir así. No hay nada que, como esto, yo no pueda cambiar. Me sentí culpable por un segundo por no hablar con él hace mucho, pero esa sensación de certeza de que no hay manera alguna de cambiar eso (no puedo levantar el teléfono y finalmente compartir con él un poco de vida) fue tan pesada y punzante y absoluta...
Si hay algo imposible en el mundo. Es esto.
Creo que nunca antes habia experimentado la sensación de imposibilidad. De imposibilidad real e innegable.
Recent Posts
0 comentarios:
Publicar un comentario