Hablé con un chico argentino que vive allá a ver si me podía quedar a dormir en su casa una noche. Lo conocí (en realidad solamente lo vi) cuando estábamos de vacaciones en Londres, tocó con su banda como soporte a Peter Hook & The Light. Yo les escribí ofreciéndome como fotoógrafa para la banda, y él me dijo que también era argentino, que vive en Manchester pero que cuando uno de los dos viajara podríamos conocernos. Hablamos un par de veces por facebook, parecía copado y confiable, y la verdad que le perdí un poco el miedo a la gente (alguna vez lo tuve?) Después de que desconocidos durmieran en mi sillón, y de haber dormido en la casa de desconocidos, me voy a costumbrando a que las cosas sean así acá... Se que no se puede confiar en cualquiera, pero se puede confiar, y se pueden compartir vivencias, y es algo increíble poder contar con gente que ni siquiera conoces.
En fin... el domingo me levanté temprano, fui a Victoria Station, me compré un café y una medialuna, y me subí al bondi. Me puse loas auriculares, y me largué a llorar. (Polaroids, Plastic Mermaids) Le escribí a mi mamá.
Si soy redundante no es porque lo sea al escribir, sino porque el pensamiento me surge cada 5 minutos: no puedo creer que esta sea mi vida ahora. Que puedo tomarme un micro en cualquier fin de semana largo e irme a otra ciudad a conocer el Reino Unido, o cruzarme a Paris con una amiga... Me acuerdo en Buenos Aires, me enteraba eventos que se hacían en Factory y pensaba, "me tomaría un avión de cualquier ciudad e iría al evento, aunque no viva ahí". Y por momentos entendía que podía ser una exageración, que tampoco es tan fácil, que nadie hace eso... Es tan fácil. 8 libras me cuesta el pasaje, es menos que una entrada de cine. Este domingo puedo ir a Manchester como puedo ir al cine, como puedo ir a comer afuera...
Amé Manchester la primera vez que fui con Mati durante la mini gira de Ultraliviano. Pero sinceramente fue un momento personal, que él experimentó conmigo pero no vivimos juntos. Joy Division, New Order, Tony Wilson, La Hacienda, Dry Bar, 24 Hour Party People, yo podía sentirlo en cada paso y él, observaba mi fascinación y mi ansiedad por descubrir esos lugares que hicieron historia, las tiendas de discos, y la ciudad industrial que marcó con frialdad a esta generación de revolución musical.
Durante el viaje hice una lista en mi cuaderno de cosas que quería visitar. Leí un poco los diarios de Allen Ginsberg y disfruté el paisaje de la mañana mientras escuchaba música.
Cuando llegué, me bajé del micro con mi humilde mochila como única carga, y al salir de la estación, una tienda de vinilos. Ahí cruzando la calle, dándome la bienvenida, diciendo "Manchester es lo que vos decís, lo que nadie entiende". Era el mediodía y me fui directo a The Northern Quarter. Todo está ahí, a minutos de distancia, algunas cosas sobre la misma calle, locales de música, negocios de ropa, cafés, Dry Bar, etc.
Mientras caminaba veía distintos lugares copados llene de gente joven que almorzaba disfrutando del sol que se iría pronto. En una esquina había un local de posters que promocionaba algunos a 10libras, con letras gigantes pintadas en los vidrios de la vidriera. Entré a chusmear y me encontré con un montón de ilustraciones de distintos artistas, la mayoría diseños publicitarios para conciertos o lanzamientos de discos, o singles, o fiestas. Había varios de Peter Hook & The Light, e incluso vendían las famosas postales de Factory Records que decían FUCK OFF sobre fondos fluorescentes.
Después entré a Vynil Exchange y quedé asombrada con la cantidad de posters enmarcados que vendían, a precios no muy altos. El arte de Stone Roses, Oasis, Joy Division y ediciones originales de Factory.
Su colección de vinilos es una de las mejores que vi en mi vida, obviamente con secciones especializadas en Manchester que puede encontrarse solo acá.
Me compré una remera azul de Factory Records que tiene el logo "use hearing protection". Tamaño S para hombre, era la más chica que había, "seré felíz usándola para dormir".
También compre el single ilustrado de "Desecration Smile" de los Red Hot, y el single de "Write Sins Not Tragedies" de Panic at The Disco para mi hermana. Me costaron 4libras cada uno.
Entré a varios locales de ropa vintage a chusmear, y después busqué un lugar donde almorzar.
En una de las calles había un cartel rosa que invitaba a bajar las escaleras a un espacio de arte con biblioteca y sillones, y mesas y comida casera y café. Nexus Art Cafe. Pregunté por la sopa del día. Champignones y lentejas. Me pedí una y me senté en uno de los sillones que tenía vista a todo el lugar. Apoyé mi mochila y mis bolas en el suelo, y puse a cargar mi celular. Saqué el libro de Allen y seguí leyendo. El lugar era espectacular. Era enorme, con todo tipo de arte independiente en las paredes, y estanterías con libros y juegos de mesa que la gente que entraba agarraba como si fuera una rutina semanal, y se sentaban en las mesas a jugar, con jugos de frutas y comida para compartir. Había un cartel en el techo que invitaba a una biblioteca de fanzines en otro de los cuartos del establecimiento. Después de terminar mi segundo plato (una ensalada de pollo con bacon con mayonesa) entré empujada por mi curiosidad y por el hecho de que como estaba sola, podía improvisar cualquier cosa para matar el tiempo.
El cartel me tentó, y en la biblioteca encontré todo tipo de revistitas una encima de la otra, sin ningún tipo de orden, y carteles que invitaban a leer pero pedían por favor que devuelvas la revista a su lugar antes de irte. Hubo dos que me gustaron demasiado. Una que en la tapa tenía las palabras NEW YORK en negro, grandes, sobre un fondo gris clarito, y adentro todas fotos de la ciudad en blanco y negro impresas en papel mate barato. La otra "Swan in a Ditch", constaba de fotos con palabras tipo collage, con mensajes aleatorios y cotidianos, de esos con los que es muy fácil sentirse identificado como "I have an aversion to washing dishes", o "I can tell that at any moment, you are thinking a million things... but you will never tell me any of them". Era adorable, y real, como la gente común. Los pensamientos comunes, las fotos comunes, las letras comunes que podemos recortar del diario de todos los días comunes.
Después caminé y caminé por la ciudad y fui hasta The Ritz, a ver si todavía quedaban entradas para el recital de The Rifles esa noche. Pasé sin querer por todos los lugares que había caminado la primera vez que estuve ahí. Reconocí ese pub antiguo y pintoresco que está al lado de un puento, como bajando por la calle, y también las vistas del canal. Los edificios antiguos, gigantescos, que se te vienen encima, que no entran en el lente de la cámara.
Más bares, cafés y lugares lindos para conocer. Pasé por Picadilly gardens, donde no hay ningún jardín, varias veces, yendo y viniendo de Northern Quarter. Después de enterarme que todavía había entradas pero que debía comprarlas en el horario en que abrían las puertas, seguí caminando y fui a donde está Factory ahora, la reconstrucción de la Haciénda en Princess st. La puerta roja detrás de las rejas plateadas, los ladrillos rojos y un graffiti de Tony Wilson en una de las paredes. Carteles con citas como "Statistically there are more rockstars per capita of population from Manchester than any other city of the world." Amo la arrogancia de Manchester. En una de las paredes del edificio de Afflecks, una especie de galería llena de locales de dieño, hay una placa enorme que dice "And on the sixth day, God created MANchester".
Ellos creen que Manchester es la mejor ciudad del mundo.
Después me fui a encontrar con Diego a Dry Bar. Entrar ahí me dio un golpe de recuerdos, en un segundo nos vi a Mati, Erno, Pilar y a mí, sentaditos en el sillón al lado de las columnas de hierro sacándonos una foto. Miré la mesada de mármol, que sigue ahí, la misma en donde Joy Division habrá tomado pintas y charlado sobre la vida, y la misma donde estaba sentado Tony Wilson cuando casi recibe el disparo de Shaun Ryder, quien le erró y en vez de herir a Tony dejó un agujero en la pared de Dry Bar que todavía sigue ahí.
Intenté sentir la misma adrenalina de la primera vez, pero no pude. La busqué dentro mío, pero la sensación de que es una vez en un millón que puedo estar parada acá, desapareció totalmente.
Se que puedo volver el mes que viene si quiero. Y soy conciente de que toda esta gente era gente comun, que vivía en esta ciudad, que venía de familias trabajadoras de clase media, con padres que pasaban las noches emborrachandose en el pub de turno. Kevin Cummins es un fanático del futbol que se tatuó a Maradona en su única visita a Buenos Aires. Y si, fotografió a Joy Division, era su trabajo, y lo hacía más o menos bien. Pero para él Dios existió, y es Maradona.
Tony Wilson sigue y seguirá siendo para mí la leyenda que elijo escuchar.
Y Manchester es genial, con todas sus fábricas abandonadas, y sus chicos que son malos desde temprano, mascando chicle y haciéndose los bravos, y puteando en ese acento mancuniano tan feo y antiguo.
La mitad de las calles está en medio de arreglos, y hay mucha basura tirada en el piso, y la gente camina descontroladamente, pasando por las vías del travía que atraviesa el centro de la ciudad.
Tiene personalidad dura, bruta, y cualquiera que haya leído a Tony Wilson hacer hincapié entre la relación inevitable que hubo entre la ciudad y las bandas de música que surgieron ahí en los 80, lo entendería claramente. Es tan evidente.
Tomamos unas cervezas, y nos fuimos caminando otra vez a The Ritz.
La primer banda que estaba tocando tenía todos los ingredientes de Manchester. El cantante se parecía a Ian Brown, y cantaba como Liam Gallagher. No pude entender si me gustaba o no, porque por más buenos que fueran, sonaban demasiado a otra cosa ya muy conocida. Es gracioso. En Buenos Aires la mitad de las bandas tienen influencia de Los Piojos, acá es Oasis el sonido local, de barrio.
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