Ayer se cumplió una semana desde que volví de Argentina.
Parece un mes...
Conseguí un nuevo laburo y trabajé 32 horas en solo 3 días.
Alterno las noches entre mi cama
y la de un historiador oriundo de Manchester
que lee a Borges y escucha Charly García.
Hoy desayuné en un café que también es disquería.
Pregunté por las paredes.
Tal vez cuelgue algunas fotos en un futuro cercano.
Hackney es hermoso.
"You gorgeous Hackney"
Pensé mientras caminaba bordeando los parques
llenos de cerezos todavía rosados
y pajaritos cantando.
Frambuesas, earl grey y palta.
Mi rutina cambiada.
Poemas en las paredes.
Una ventana en el techo.
Vi una polaroid que no saqué.
El estaba tirado en mi cama,
sobre el mandala violeta,
y el sol desde el techo,
cortante, rectangular,
formando una franja de luz sobre su remera de Sonic Youth.
Quiero salvar mis plantas, e imprimir mis fotos
y viajar en tren.
Quiero usar pollera, tomar más agua
y levantarme más temprano.
Siento un vacío como el de Alejandra
(Lo sentía ayer)
Estoy en éxtasis como Alejandra
Enamorada de Londres y su vida cruel.
Los parques se llenan de humo
y los vestidos de flores
y los cachetes de brillantina.
En el fondo del pub
cuatro extraños comparten la mesa.
Y la música no se escucha bien
pero el partido se ve en plasmas de alta definición.
La chica con flequillo es muy punk
Y canta pidiendo que alguien la coja en el asiento de atrás.
Porque está aburrida
Y es linda
Y desafina
Y lee las letras de una pequeñísima libreta azul sobre el teclado.
Y la cerveza está tibia
Y el aire acondicionado apagado.
Pero en Stokey nada puede ir mal,
mientras el local de bagels esté abierto.
"24 hours" anuncia un quilombero cartel de neón multicolor.
Estoy tan tranquila.
El subte se mueve lentamente y yo leo la poesía de Bolaño
y no entiendo nada
y pienso en Facu
cómo él se tomaría el trabajo de pensar cada palabra
Y mis amigos son grandes maestros.
Y la distancia ya no significa nada.
Una peli en la cama y termino el día.
Feliz. Feliz. Feliz.