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sábado, 1 de noviembre de 2014

Pasa el tiempo y se va simplificando la lista de canciones que realmente me transportan a mi primera vez en el Glasto. Lo increíble es que una de las más intensas es una canción que escuché ahí por primera vez. En gral necesito escuchar una canción más de una vez para al menos recordarla. Pero ésta se me quedó tatuada en la memoria con toda la atmósfera del Glastonbury y la enorme alegría de haber cumplido ese sueño. The 1975 tocaba antes de Savages, y enganchamos los dos hits. En ese segundo conocí la música que sonaba en UK en ese momento, todos cantando a la par, las chicas sonriendo con sus vasos de cerveza y sus coronas de flores en el pelo enredado. Fue algo tan desconocido (recuerdo mirarnos con mi hermana y poner cara de "ah bueno se ve que esto es popular acá") y entonces ahora, después de haber trabajado una semana estoy esperando a mis amigos en un aburrido casino donde suena la radio, y esta canción me lleva a ese día, a ese sueño, a esa locura de quedarme. Lo gracioso es que antes sonó Alejandro, de Lady Gaga, canción que marcaron mis primeras vacaciones en Londres, salía de cada parlante de cada local de cada calle en Septiembre del 2010. Y ahora me acuerdo como si lo hubiera guardado en un cajón que acabo de volver a abrir, esos días en que quedarme en Londres era solo una idea que había nacido con una canción, con una experiencia, con un festival, pero con una simple sensación de querer que algo sea más permanente de lo que es en el momento. Para mí ya no había necesidad de volver a España, ya lo había decidido, ese era el mejor plan, Londres era la mejor ciudad para nosotros. Pero era posible? Recuerdo entrar en una de esas cabinas de teléfono rojas e intentar llamar a un número de consulta de inmigración pero fue inútil. Era fin de semana, viajábamos al día siguiente y todo parecía demasiado improvisado. Así no iba a funcionar. Pero lo increíble es que no sabía si, si volvíamos a España, realmente nos quedaríamos en Londres. La idea podía dispersarse en la complejidad que implica el "planearlo y hacerlo" por encima de simplemente "hacerlo". En España insistí, me ilusioné, creí que era fácil tan fácil tan fácil, y ante cualquier consejo precavido seguí pensando, como ese día que aunque no tenía ni siquiera mi valija conmigo, era fácil. Pero era fácil y posible como todas esas ideas ridículas que tuve toda la vida, voy a escribir un libro, voy a filmar una película, voy a vivir en Londres. Tras una serie de fáciles pasos, hoy estoy acá. En el casino en Leicester Square a la salida del laburo esperando a mis amigos. Hace unos días leí en un libro una cita de otro libro que decía "the place where I prefer to live and work (and something more rare, where I would not mind dying) is a hotel bedroom. I have never felt capable of indulging in what they call home life (which is so often the opposite of an inner life); burgeois happiness bores and terrifies me." Y me di cuenta que nunca volveré a ser la misma persona. Que soy otra, que mis lugares de antes ya no son mis lugares, que mis dificultades ya no son mis dificultades, que mi vida ya no es la misma y está bien. Pero qué increíble recordarme dentro de esa cabina telefónica preguntándome si era posible. Sí era posible.


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